UN  CURRÍCULO “GORDO” PARA EL 2017
(19-01-2017).
INTRODUCCIÓN.
Salvo para el “gordo” de Navidad de la famosa y dadivosa lotería española, esta palabra se ha constituido en una de las más detestadas de la sociedad actual: en su concreción huimos de ella y criticamos todo lo que a ella conduce. Las razones son muy justas: trae muchos males y pocos bienes, si alguno trae.
El nuevo gobierno, con toda razón y  pleno acuerdo de todos los ciudadanos, ha emprendido una campaña de simplificación administrativa y eliminación de normas inútiles, burocráticas, costosas y desgastantes. Todos soñamos con que sea exitosa y los diversos ministerios parecen decididos a trabajar en esta línea excepto, creo, un “patito feo” que se llama Ministerio de Educación.
Es evidente que una documentación muy larga (gorda)  muestra el deseo de normar todo hasta el detalle. Parte siempre de una desconfianza en que los otros pueden hacer las cosas bien. Asimismo piensa que el que establece la norma conoce perfectamente el asunto y dará disposiciones sabias. Nada esto es cierto y su ejecución conduce a la rebeldía y al no cumplimiento. Es el origen de la informalidad y el abierto desacato.
EL CURRÍCULO “GORDO” PARA EL 2017.
Es evidente que el Ministerio de Educación siempre ha pensado así y los resultados de nuestra educación muestran lo equivocado que ha estado. Una investigación seria de las infinitas normas administrativas y pedagógicas nos llevaría, sin lugar a dudas, a estar entre los cinco primeros países del mundo, lo cual no sería un honor sino un baldón.
El nuevo currículo, que en el 2017 felizmente no va ser generalizado para todos, está diseñado para la Educación Básica en nada menos que 650 páginas. En cambio el precedente de fines del año 2008 comprendía 480 páginas. El anterior  del año 2005 era aún mucho más breve: 220 páginas. Sin comentarios; que cada quien piense lo que quiera.
Detallando un poco, las Orientaciones generales: 112 páginas (2017); 60 páginas (2009); 45 páginas (2005). En cuanto a la Educación Inicial: 120 páginas (2017); 100 en el 2009; 68 en el 2005. En lo que se refiere a la Primaria: 200 páginas en el 2017; 150 en el 2009; 50 páginas en el 2005. Finalmente en Secundaria: 210 páginas en el currículo del 2017; 170 en el del 2009; 60 en el del 2005. ¿Qué les parece? ¿Se justifica?
CONCLUSIÓN.

Sin entrar por esta vez en el “contenido de la gordura” vale la pena pensar algunas cosas: a) ¿Serán muchos los docentes que seguirán al detalle las orientaciones de este agobiante currículo? (de las versiones previas en el mismo sentido se sabe que muchos no lo siguen, habría que investigar); b) la complejidad de su diseño y variados aspectos especialmente evaluativos ¿podrá ser captado por muchos maestros y profesores?, o su uso quedará limitado a un reducido grupo de profesores muy capaces; c) siquiera llegará su contenido a los docentes y, en caso que llegue, se animarán a leer y llevar a la práctica algo no fácil de captar y muchos menos de concretar en el aula. Se podrían hacer muchas preguntas más. Pero lo que sí no cabe duda que hay muchos y serios interrogantes.