REFORMAR LA LEY UNIVERSITARIA
(01-01-2017).
Hace dos años y medio,
en julio del año 2014, se publicó la ley universitaria Nro. 30220 con la idea,
o sueño, de que iba a disparar la gran reforma universitaria deseada para el
Perú. Es evidente que hasta el momento nada ha ocurrido y la impresión es que muy
poca mejora ocurrirá ya que no se ha seguido un camino adecuado ni parece
valiosa.
En efecto, cuando se
requiere reformar algo, ante todo hay que partir de un serio diagnóstico, no de intuiciones o
apreciaciones parciales. Hubiera sido muy bueno contratar a una institución
internacional y a otra nacional para que, desde distintas perspectivas y
visiones, lo hicieran. El Congreso no lo hizo así.
De otro lado, las
personas que la lideran, y buena parte del equipo, deben ser personas muy
experimentadas en el mundo universitario y sin prejuicios o ideas previas a
imponer. Esto tampoco parece haber ocurrido. En efecto, tanto el Presidente de
la Comisión del Congreso del legislativo, como el Ministro de Educación eran
personas totalmente ajenas al mundo universitario (también la persona que
preside la SUNEDU hoy lo es).
Las ideas prejuiciosas
eran: el Estado debe controlar las universidades (ministerio de Educación);
tiene que haber un control minucioso y militarizado de las universidades para
que ellas tengan calidad (presidencia de la Comisión del Congreso).
Como resultado: una ley
controlista, detallista y más larga que cualquiera de las leyes universitarias
anteriores Asimismo, en diversos aspectos más asfixiante que la normatividad de
las instituciones educativas escolares; así de simple y lamentable. Por si
fuera poco, no es una ley promotora
sino esclavizadora de la universidad
peruana debido a la creación del organismo estrella
de la ley: la SUNEDU, la cual
arrasa con su autonomía constitucional: “Cada
universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico,
administrativo y económico” (art. 18 Constitución de 1993).
El trabajo de la
SUNEDU, con un equipo muy ajeno al quehacer universitario, se ha centrado en
dar una especie de pase previo a la continuación del funcionamiento de las
universidades mediante el Licenciamiento,
una especie de revisión de requisitos mínimos a cumplir por toda entidad.
No obstante, luego de más de dos años la SUNEDU apenas ha podido licenciar a 08
universidades todas privadas. Increíble.
Con nuestra tradicional
burocracia y “papelería” el licenciamiento
está significando un verdadero calvario para las universidades y un
descuido de sus actividades normales para poder contestar, y en plazos breves y
perentorios, una cantidad de pedidos caprichosos y sin sentido. Así hay
universidades que han manifestado que han tenido que enviar más de 100 archivadores
con documentos; otra 500. Entre este material, la lista impresa de todos los
libros de la Biblioteca: 20,000, 40,00 o los que sea. Para no creerlo.
EN
CONCLUSIÓN:
Se requiere elaborar
una nueva Ley Universitaria muy distinta a la existente y a la anterior de
1983. Una ley que tenga como objetivo ayudar a las universidades a la
consecución de sus objetivos; no una ley que pretenda con mil normas y
sanciones quitarles la iniciativa, libertad y creatividad bajo el pretexto de
que así se conseguirá la calidad.