¿PARA  CUÁNDO LA SIMPLIFICACIÓN Y EL DESTRABE EDUCATIVO?
 (08-01-2017).
Ayer 07 de Enero concluyeron los 90 días en que el nuevo gobierno podía emitir decretos legislativos a fin de acelerar cambios importantes en el Perú. De los 112 emitidos obviamente no había ninguna referido a la educación, ya que este sector no corresponde a la autorización otorgada por el Congreso de la República. Es posible, y deseable, que algunos de los emitidos le ayuden indirectamente en la necesidad de una simplificación y destrabe en el área educativa.
Un análisis elemental de lo legislado y normado para la educación en el Perú haría ver que nada tan normado, detallado y burocratizado  como este sector: el Estado siempre se ha imaginado que este es de su exclusiva propiedad, es digamos “su coto de caza”. El que el Estado tenga el 70% de los estudiantes del país (desde luego con el dinero de todos y por tanto de los privados), no le da derecho a asfixiar con leyes y normas a un sector en el cual su única función es organizar y supervisar el sistema educativo,  respetando el derecho primario de los padres a educar y de la sociedad a hacerlo en el nombre de éstos. El hecho de que el MINEDU administre miles de instituciones educativas se inscribe en su clásica función “subsidiaria” que le faculta, y obliga, a  hacer lo que la sociedad no logra por sus medios. Su creación de instituciones educativas gratuitas en esta línea de subsidiariedad expresada beneficia a millones que sin ello no se educarían.
La dolorosa experiencia de un SNIP asfixiante se tiene ya desde décadas en el área educativa: por ello aparecen tantas instituciones educativas informales; por ello los centros educativos, como “zombies” o peones, deben seguir al detalle indicaciones curriculares para las cuales hay formas variadas de hacer; papeleo burocrático que traba la creación y desarrollo de las instituciones. No hay sector con más desarrollo legal y normativo que el educativo donde te dicen hasta la forma única en que debes enseñar.
Curiosamente las décadas en que funciona este sistema, que cada día se agudiza y empeora, no ha dado resultados educativos positivos. Sabemos muy bien que estamos en los últimos puestos entre 70 países del mundo. Se dirá con razón que no es el único motivo, pero no cabe duda que ayuda mucho al impedir innovación y avances.
De otro lado no se entiende que todo esto suceda en un país cuya Constitución dice en el  artículo 16: “Tanto el sistema como el régimen educativo son descentralizados”. Así como: el Estado “Formula los lineamientos generales de los planes de estudio así como los requisito mínimos de la organización de los centros educativos”.   
CONCLUSIÓN:

Siguiendo la línea constitucional expresada y las claras orientaciones del Presidente y del Primer Ministro, se hace necesario que la nueva Ministra de Educación, Marilú Martans, organice una Comisión Ministerial que se aboque a una gran revisión y simplificación de la normatividad ministerial en los más diversos aspectos del quehacer educativo, tanto en lo referido a la administración educativa ministerial, cuanto en los centros públicos y privados.  Su concreción sería un logro realmente significativo y para el recuerdo de su gestión ministerial.